El local perfecto en el que entrar como princesa, y salir como una reina. Una ventana tan bonita y tradicional, como la profesión que honra. Contemplando esta recreación de una clásica peluquería femenina, si se mantiene el silencio, se pueden llegar a oír conversaciones que tratan de resolver grandes problemas existenciales e incluso risas contagiosas a lo lejos, con el ruido de un entrañable secador de pelo rugiendo de fondo. No faltan detalles como las estanterías llenas de botes y elixires que seguro esconden pociones de belleza secretas, revistas llenas de exclusivas del corazón o tijeras y de más herramientas imprescindibles para la profesión. Un regalo muy especial para estilistas y peluqueras enamoradas de su profesión.